Nunca se me olvidará esta fecha, 31 de enero de 2012.
Todos sabíamos que este momento tenía que llegar, aunque ninguno queríamos creérnoslo.
Tras mucho tiempo de lucha y esfuerzo, hoy tu alma ha dicho basta. Basta de seguir alargando esta angustiosa espera. Basta de sufrir.
Ahora con el corazón roto y la ilusión perdida intento recordar todos aquellos momentos que pasamos juntas; todo aquello que me enseñaste; todo aquello que aprendí de ti. Los caballos han sido tu vida, nuestra vida. Como ya te dije una vez, nunca me cansaré de agradecerte todo lo que hiciste por mí, todas las ilusiones y satisfacciones que me ayudaste a conseguir.
El hecho, la verdad, es que te he estado echando tanto de menos.
Alguien me dijo alguna vez que “crecer es aprender a despedirse. Un proceso de aprendizaje en el que vamos ganando maestría, pues parece que cada vez nos despedimos mejor de las cosas, situaciones y personas”. Sin embargo, yo contigo espero no aprender a despedirme. Porque esto no es un adiós, sino un siempre estarás en mi corazón. Es imposible olvidar a alguien que ha formado parte de tu vida desde que tenías ocho años. Que lo ha dado todo por ti sin esperar nada a cambio. Que ha luchado y me ha cuidado como hubiera hecho la mejor madre del mundo. Que en los momentos más difíciles de mi vida, siempre ha estado ahí para apoyarme y devolverme la sonrisa.
Me pregunto si realmente existirá ese alguien en el que, por un momento, todos necesitamos creer con todas nuestras fuerzas, ese alguien al que suplicas que te haga caso, que no te deje sola en este duro camino… Aunque yo realmente sé que TÚ nunca me dejarás sola.
SIEMPRE ESTARÁS EN MI CORAZÓN ♥
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